CLASE DEL 29-1-2018 Julia Pacho
Comenzamos la clase sentados en los grupos que hicimos para el APS con Guatemala y Elsa nos propuso resolver un problema. Esto nos vino genial para empezar a poner nuestras mentes en funcionamiento y para centrarnos ya en las matemáticas.
No se trataba de un problema de los que solemos ver en los libros de texto y lo más llamativo de este era que, en vez de tener que poner soluciones a las preguntas, teníamos que crear preguntas para unas soluciones ya dadas.
Lo resolvimos individualmente y reflexionamos sobre el valor pedagógico de esta actividad, sobre los procesos y métodos que habíamos seguido en cada apartado y sobre qué conocimientos eran necesarios para dar con la respuesta en cada caso. Una vez hecho esto, lo compartimos con nuestro grupo y después con toda la clase y sacamos varias ideas interesantes.
Una de ellas fue que, para crear las preguntas, en todos los apartados habíamos tenido que pensar y no solo en los dos primeros. Es cierto que en esas dos, había que hacer cálculos matemáticos y que a algunos les habían costado más pero pensar no siempre tiene que estar asociado a los números ya que en las otras tres partes también se tenía que atender a los datos y había que esforzarse para encontrar una pregunta que correspondiera con la solución.
Otra reflexión que hicimos fue que, ya que algunas de las preguntas que pusimos en los tres últimos apartados eran más ingeniosas, creativas o relacionaban más conocimientos que otras, debían ser reconocidas y evaluadas teniendo eso en cuenta.
Por ejemplo, con esa primera pregunta, el alumno estaría mostrando que se ha dado cuenta de que el tiempo que hay entre la construcción de una catedral y otra es mayor que el de una vida humana y, con la segunda pregunta, demuestra sus conocimientos de geografía. Todo esto tiene que ser valorado por el profesor para estimular a los niños a pensar y, ya que los distintos apartados requieren capacidades diversas, hay que evaluarlas según convenga.
Como vemos, se trataba de un problema abierto ya que había diversas respuestas válidas y también hubo quien, al no verse capaz llegar a ninguna respuesta con los datos proporcionados, añadió alguno de su cosecha para que le cuadrase. Ese alumno, aunque usó ese truquillo, hizo lo que se pretendía que hiciera con ese problema: pensar. Y eso es lo que tenemos que conseguir con los problemas que planteemos en nuestras clases, que propongan retos, que hagan reflexionar, buscar diversas estrategias y que sean ricos para que podamos utilizarlos como ejes vertebradores de la enseñanza matemática tal y como establece la ley y para que, así, utilizar una metodología Teaching Through Problem Solving.
En la segunda sesión, Elsa nos repartió las propuestas individuales que hicimos para el proyecto de Guatemala y la grupal pero solo la ojeamos un poquito porque teníamos que aprovechar la hora para dejar pensados los talleres que cada grupo va a hacer la semana que viene.
En los talleres no tenemos que hacer aquello que luego propongamos a los de Guatemala, simplemente hay que llevar a la clase actividades para trabajar la longitud, la capacidad y la masa de una forma que sea coherente con lo aprendido en los artículos leídos y con lo que recogimos en el marco teórico.
En la siguiente imagen aparece en qué aula y en qué momento se realizará cada taller. ¡Qué ganas de ver lo que nos habéis preparado! Mucha suerte a todos.
Muchas gracias Julia por haberte ofrecido voluntaria a hacer el diario de esta sesión número 18 (día que se había reservado para Inés Valls). Con tu ayuda tenemos un registro detallado de lo que aconteció en esta sesión en la que seguimos trabajando cómo abordar la resolución de problemas de forma creativa para fomentar el desarrollo del pensamiento crítico. Gracias también por el cronograma para la sesión de talleres del próximo lunes. Yo también tengo muchas ganas de ver lo bien que lo pasamos haciendo matemáticas!!! Seguimos atentos!
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